"¡ Ay! me siento entrevistado.
No sé muy bien cómo llegué hasta acá.
Lo que me interesa es el té como ritual milenario, su aspecto cultural y la potencia de la naturaleza, de las hierbas, cómo una hojita que crece puede ayudarte a través de una infusión, a curarte, levantarte el ánimo...
Lo pienso como un espacio de encuentro.
Mis antecedentes fueron mi desempeño como vendedor de café, lo preparaba yo y creo que hay una magia en eso, cuando preparás algo para otro que tiene que ver con un alimento, hay algo que se transmite, como las milanesas de una madre, las pastas de una abuela, transmitís el amor.
También en la escuela, hice cajitas de té para regalar a las compañeras, las diseñé, recuerdo que compré saquitos en el supermercado chino y combiné sabores, sin querer estaba anticipándome a la creación de blends, algo que quedó flotando para ser retomado años después.
Al conocer San Luis, en la búsqueda de desarrolladores de blends de la zona, que es una zona donde las plantas aromáticas están en los caminos, me contacté con algunos y comencé a trabajar con ellos.
Voy en la búsqueda de unir la creación de blends con el arte en una nueva marca: Arte y té.
Conociendo pequeños productores de olivos, miel y abriendo nuevos caminos, siempre cerca de quienes eligen crear en pequeñas escalas, rescatando lo artesanal."
Ariel fue mi compañero en la Escuela. Maestro de séptimo grado y yo de primero, compartimos momentos especiales, también sensiblidades y miradas.
Ahí también conocí el Ariel artista, artista maestro, maestro artista que muchas veces se trata de lo mismo. Acompañó con su acordeón, las voces que entonaban el himno en cada acto con una versión más que bella y paralelamente a la vida escolar desarrolló la murga de la Escuela con ensayos diarios en los recreos,que recuerdo haber odiado en su momento por lo ruidosos que eran, también es cierto que tenían mucho éxito y convocaban a las infancias que encontraban en la murga un lugar para expresarse con felicidad.
Ya jubilada, me reencontré con Ariel para convocarlo a participar de mi proyecto artesa, aceptó y cada vez que alguien compra una bolsita de té o de hierbas, mientras la preparo para enviar, escucho sonar un acordeón.